viernes, 12 de noviembre de 2021

HACIA EL OESTE

 “Y los que viajaban más lejos todavía, solo trazaban un círculo alrededor de la Tierra para volver fatigados por fin al punto de partida; y decían: 

-Todos los caminos son curvos ahora” (TOLKIEN, JRR, El Silmarillion, Barcelona, Minotauro, 1990 10ª, p. 382)


Estas frases de los párrafos finales de la Akallabêth han propiciado la opinión mayoritaria entre los lectores de la obra de Tolkien de que Arda era un mundo plano hasta que con el hundimiento de Númenor y todos los cataclismos que se produjeron en tal evento, se transformó en el mundo esférico que conocemos, dado que se trata de nuestro propio planeta: la Tierra. El propio Tolkien señaló en su carta 131, que el Viejo Mundo, que finalizó con el hundimiento de Númenor, debido a la  segunda caída de la humanidad, era plano, pero también añadió que se trataba del “mundo primordial de la leyenda” (TOLKIEN, JRR, Cartas, Barcelona, Minotauro, 1993, p. 212). Como veremos la palabra leyenda tiene, en mi opinión, una importancia capital en este asunto. Por ello, creo que las explicaciones de dicha carta no impiden la posibilidad de que Arda nunca hubiera sido plana.

Además, es de sobra conocido el hábito del profesor de corregir y modificar sus textos según el árbol del legendarium crecía y se ramificaba para mantener la coherencia y verosimilitud de todo el conjunto de cuentos que conformaban su mitología.  Todos los aficionados a la obra de Tolkien solemos decir que era muy perfeccionista, pero es que además, me da la impresión de que disfrutaba tanto reflexionando y escribiendo sobre la Tierra Media que siempre encontraba un asunto que matizar, o un argumento que mejorar, dando lugar a las múltiples versiones que Tolkien escribió de sus cuentos, como sucede con las mitologías tradicionales. Gracias a que Christopher Tolkien recopiló, transcribió organizó, analizó y publicó los manuscritos de su padre con rigor profesional y amor filial, tenemos a nuestra disposición los cambios que el profesor incluía en su  obra.

La forma de Arda era un asunto al que, aunque me había llamado la atención, no le había dado mucha importancia. El legendarium de Tolkien es una obra de literatura, por la que, y mediante el recurso del “manuscrito encontrado”, Tolkien se proponía dotar de un corpus de cuentos y leyendas, concebidas desde los idiomas que el profesor inventó según sus gustos estéticos y filológicos, para dotar a Inglaterra de una mitología equiparable en temática y calidad artística a las mitologías consideradas como el germen de la cultura occidental: la egipcia, la semítica, la grecorromana, la nórdica etcétera. Por lo tanto, no era necesario que lo narrado en el legendarium obedeciera ni a la realidad geográfica, ni a las leyes de la física, ni a la evolución lógica de las especies por medio de la selección natural. Comencé a darle más importancia a  esta cuestión en mayo de 2019, cuando la Sociedad Tolkien Española celebró su Convención Anual, Estelcon, en Santa Marta de Tormes, en la que se abría un buen número de espacios y eventos a la visita y participación de admiradores de la obra de Tolkien que no fueran socios. Dado que unos segundos después de llegar a la Convención, el visitante se siente plenamente acogido e invitado a participar con los socios de la STE en la actividad que se desarrolle en ese momento,mi visita junto a mi hijo a la Estelcon fue una experiencia muy grata con gente realmente encantadora. Mientras participábamos en un juego de preguntas y respuestas, uno de los socios allí presentes aludió a una frase del Ainulindalë que apunta a que el mundo era esférico desde el mismo momento en que Eru mostró  a los Ainur la imagen de lo que se había conformado cuando cantaron la música que Eru les había inspirado (El Silmarillion, p.16).

Se suele argumentar que ese “globo” no es Arda, sino que es Eä, el Universo en su totalidad, es decir todo aquello que, según los elfos, formaba parte de la Creación divina. Es realmente difícil saber si el globo es Arda o Eä, pero si queremos formular cualquier hipótesis al respecto, hemos de tener en cuenta, como en casi todos los temas del legendarium que están sujetos a discusión, que El Silmarillion es un conjunto de leyendas élficas. Estas leyendas reflejan la particular interpretación del mundo que tenían los eldar, contada con su particularísimo estilo narrativo, totalmente diferente a los del resto de los pueblos de la Tierra Media. En varias ocasiones, humanos, hobbits y enanos señalan que les resultaba difícil, y hasta molesta la forma de expresarse de los elfos, porque no era raro que sus afirmaciones pudieran significar una cosa y la contraria, a la vez. Así pues, no hay forma de saber si el globo que los Ainur presenciaron era la Tierra o el Universo, como tampoco la hay de ofrecer una interpretación precisa de los últimos párrafos de la Akallabêth. Sin embargo, quiero esbozar una teoría sobre el asunto de la forma de Arda. Soy consciente de que sólo puedo presentar esta teoría como hipótesis porque es totalmente discutible y difícilmente verificable, pero como los lectores de Tolkien disfrutamos mucho reflexionando y debatiendo sobre temas que carecen de una solución definitiva, lanzo aquí mi idea: Arda, la Tierra, siempre fue esférica, tal como sucede en la realidad de nuestro planeta.

Como señalaba más arriba, El Silmarillion recoge leyendas élficas, en las que la narración responde al punto de vista de los propios elfos. Como en toda mitología, lo que se cuenta no se corresponde con la realidad, sino que se deriva de los conocimientos con que contaban los narradores para explicar determinados hechos. Es más, intuyo que en el asunto de la forma de Arda, no importa demasiado el conocimiento real que los elfos tuvieran sobre el particular, ya que a los elfos les era indiferente si la Tierra era esférica o no. Para los eldar no desapareció la posibilidad de navegar a Valinor, incluso si viajaban allí en compañía de miembros de otros pueblos de la Tierra Media. No es una crítica hacia la forma de ser de los elfos, pero no solían preocuparse de todo aquello que no les afectara a ellos, por lo tanto, me parece razonable que no les importara la forma de la Tierra. Como veremos más adelante, era muy probable que el motivo para describir a Arda de una forma u otra fuera meramente de estética literaria. 

Entrando de lleno en lo que se dice en la Akallabêth, es muy significativo que se indique que la “Tierra de Aman ha sido arrebatada” por lo que nadie puede encontrarla en este mundo de oscuridad pero que sigue existiendo en el mundo como fue concebido desde siempre. El pecado Ar-Pharazon, puesto que ha contravenido un mandato divino,  provocó que la presencia de la oscuridad en Arda fuera tal, que impedía a los hombres encontrar el Camino Recto para llegar a Avallone y a Aman. El viaje seguía siendo posible, pero como sabemos, estaba reservado para los elfos y aquellos a quienes los elfos les concedían la gracia de viajar a las Tierras Imperecederas. Por ello, se desataca en el texto, que a partir de entonces tanto por la Ciencia (dado que el contacto con los elfos disminuye, la Humanidad recurre a su propia Ciencia), como por el resultado de los viajes los reyes de los hombres supieron que el mundo es redondo y que los caminos son curvos. Puede que antes de la caída de Númenor los humanos pensaran que el mundo era plano, aunque tuvieran alguna sospecha de su esfericidad (TOLKIEN, JRR, Cuentos inconclusos, Barcelona, Minotauro, 1990, p. 165). Sin embargo, desde que se dedicaron esfuerzos a la observación y experimentación científica, (por medio de la Astronomía y de la Geografía), la inteligencia humana pudo constatar la redondez de la Tierra.

Por todo esto, pienso que los conceptos Camino Recto y Camino Curvo no son conceptos geográficos o astronómicos, sino que son conceptos religiosos. La Tierra de Aman suponía la cercanía física entre los valar, espíritus surgidos del pensamiento de Eru que actúan en su nombre, y los Hijos de Eru, pero como los Segundos Nacidos se rebelaron contra el mandato divino, dicha cercanía física desaparece para los hombres. Desde entonces, la humanidad se enfrentará a un viaje difícil, a un camino curvo para volver a acercarse a la divinidad. Estas dificultades no eran, o mejor dicho no son, insalvables para la Humanidad. En un episodio muy anterior, según la cronología del legendarium, pero que probablemente fuera escrito después que la Akallabêth, Andreth, la mujer sabia, conversa con Finrod quien le dice que Eru nunca permitirá que sus hijos, en este caso los humanos caigan y se pierdan en las sombras para siempre, por lo que Eru intervendrá directamente en Arda para salvar a la Humanidad (TOLKIEN, JRR, “Athrabed Finrod ah Andreth” en El anillo de Morgoth” Barcelona, Minotauro , 1993, pp. 252-289). Claramente, Tolkien aludía en este cuento tanto al nacimiento de Jesús, hecho que él denomina la Eucatástrofe (el "giro repentino y gozoso", en ocasiones fundamentado en "una gracia súbita y milagrosa" que conduce al desenlace esperanzador de los cuentos de hadas) de la historia del Hombre porque esta Eucatástrofe sucede en el mundo real, como a su Resurreción que compone la Eucatástrofe de la Historia de la Encarnación porque supone la Redención de la Humanidad (TOLKIEN, JRR, “Sobre los cuentos de hadas” en Cuentos desde el Reino Peligroso, Barcelona, Minotauro, 2009, p. 313 y 316-317).

Volviendo a la cuestión de la forma de Arda, contamos con un texto de Tolkien en el que el profesor explica que el uso por los poetas del concepto de la Tierra plana debe ser entendido como un recurso estilístico, como una figura retórica: los comentarios que Tolkien preparaba para impartir sus clases, y que fueron incluidos por Christopher en la edición de la traducción que realizó su padre de Beowulf (TOLKIEN, JRR, Beowulf, Barcelona, Minotauro, 2015, p. 203) al inglés actual. Ante la posibilidad de que alguien considerase que el poeta de Beowulf no fuera una persona ilustrada, Tolkien señala que a la altura del año 800 DC. la idea de la Tierra plana ya estaba superada entre las personas cultas, pero que tal imagen seguía contando con una enorme fuerza poética y por ello era un recurso habitual entre los poetas. Tolkien indica que mediante dicho recurso el poeta de Beowulf logró dotar a sus versos de una gran belleza plástica y lírica.

Así pues, me parece lógico pensar que el propio Tolkien pudo recurrir a la imagen de la Tierra plana como figura retórica que aportara belleza lírica a su obra, al mismo tiempo que la vinculaba a la tradición estilística de la poesía y de las mitologías que él admiraba. Incluso, mediante este recurso Tolkien ofrece una explicación acorde con la tradición de las mitologías y con su Fe católica a ciertos asuntos difíciles de entender para el género humano: el sufrimiento, la muerte y la inmortalidad, la Esperanza, la Fe en Dios, etc.

Fuera ya del contexto del legendarium, es decir, en el mundo real me gustaría señalar que en ese mismo texto, Tolkien afirma que sería muy difícil encontrar a alguien en la Europa de su tiempo que pudiera pensar que la Tierra es plana en la realidad física, no en la literatura mitológica. Desgraciadamente, hoy Tolkien no podría decir lo mismo sobre cierto número de habitantes del llamado mundo desarrollado que, y a pesar de contar con un acceso a la Ciencia y la Cultura infinitamente más fácil y generalizado que el que disponían en la Alta Edad Media, niegan irracionalmente que la Tierra sea esférica. 




 


UNA VISITA INESPERADA (Inspirado en Tolkien y en Andersen)

Este cuento fue publicado originariamente en Estel. Revista Oficial de la Sociedad Tolkien Española , nº 98, Invierno de 2002, pp. 60-61.  J...