miércoles, 14 de diciembre de 2022

LAS LUCES


 

Para cuando se publicó el Bando del alcalde todo el pueblo conocía ya su contenido. Hacía una semana que corría el rumor cuya veracidad fue tácitamente confirmada por varios de los concejales de la Corporación Municipal y finalmente certificada con la publicación del Bando de 2 de diciembre de 2022. El ayuntamiento de Fuentes de la Sierra no podía hacer frente ni a la factura del tradicional Belén luminoso de la localidad, que era conocido y admirado en toda la Comunidad autónoma, ni afrontar los gastos de la organización de los actos que se celebraban entre el 24 de diciembre y el 6 de enero. La economía del pueblo había estado siempre razonablemente saneada gracias a sus 7.526 vecinos censados y un número mayor de visitantes asiduos durante cualquier periodo vacacional o puentes festivos y la gestión municipal, sin ser excelente, no era especialmente reprochable. Sin embargo la desmesurada subida de los precios de los combustibles, de las fuentes de energía y de los suministros que requería el Ayuntamiento para desarrollar sus funciones hacían inviables dichos gastos navideños. 

Todo Fuentes de la Sierra se sentía comprometido con la celebración de la Navidad, y nadie dudaba de que el Ayuntamiento hubiera hecho todo lo posible para evitar la cancelación del Belén luminoso. Todos sabían que no era el momento de protestas y reproches, sino que era el momento de esforzarse en buscar alternativas y soluciones. El Grupo de Teatro de la Asociación de Mayores, el Club de Lectura de la Biblioteca Municipal, los alumnos y profesores del Colegio Severo Ochoa y del IES Jorge Manrique, el Grupo de Jóvenes de la Parroquia, todas las asociaciones de la localidad trasladaron al Ayuntamiento su disposición a colaborar para encontrar una solución para la Navidad fonteña.

Oksana Zdrenyk también había oído el rumor que luego pudo confirmar ella misma al leer el Bando Municipal. Oksana se sentía tan preocupada como el resto de los fonteños por la noticia. La gente del pueblo la había acogido con los brazos abiertos cuando, de niña, pasó varios veranos en la localidad como parte de los llamados Niños de Chernobyl a los que se ofrecía pasar unos meses al año alejados de la contaminación radioactiva. Durante aquellos años Oksana aprendió a hablar español con fluidez. Años después, se graduó simultáneamente en Filología española e inglesa en la Universidad de Kiev. Poco antes del inicio de la pandemia de la Covid 19 había obtenido una plaza como profesora de español en uno de los institutos de la capital ucraniana. Ahora, había tenido que abandonar su país en compañía de su hija Anelya, mientras que su marido Oleksandr había partido al frente, por culpa de la invasión rusa. Los vecinos de Fuentes de la Sierra volvieron a recibir a Oksana como una hija más del pueblo. El Ayuntamiento le propuso organizar cursos de español para los refugiados ucranianos que habían llegado a la provincia, y el profesor de inglés del Instituto le propuso que impartiera las clases de conversación a los alumnos de la línea bilingüe. Así que, Oksana era tan fonteña como ucraniana y sentía que tenía que aportar algo a su pueblo.

Mientras seguía pensando en lo que había leído en el Bando, Oksana se dirigía a su casa. Aquella tarde, si la conexión no fallaba, iba a hablar con Oleksandr. El regimiento de su marido contaba con un generador eléctrico que funcionaba tanto con energía solar, como con eólica, e incluso con una dinamo impulsada por medio de pedales, “el tour de las trincheras” lo llamaban los soldados. Como la electricidad generada era limitada, su uso estaba restringido a las necesidades de la defensa: comunicaciones, radares, etc… y a la pequeña enfermería del regimiento que, en parte, había sido dotada con instrumental sanitario donado por organizaciones sociales y religiosas de España. Si era posible, los soldados podían conectar sus teléfonos al generador para contactar con sus familias a través de una precaria conexión vía satélite, que en ocasiones era interferida por el ejército ruso. 

Oksana suspiró aliviada cuando oyó la voz de su marido al otro lado de la línea. Llevaban quince días sin poder hablar, así que para ellos dos y para la pequeña Anelya esa conversación era un acontecimiento. Casi cuando iban a despedirse, Olehsandr les contó que un teniente estaba intentando decorar las trincheras con algunos detalles navideños.

-El teniente Dziabko es un buen hombre que se preocupaba por su gente, pero no sé si así animará a los soldados o aumentará la nostalgia por sus familias y hogares.

Al día siguiente Oksana comentó con sus alumnos parte de la conversación que había tenido con su marido, siempre agradecían recibir noticias de su país. Cuando les contó la idea del teniente Dziabko una de sus alumnas de más edad, Iryna Hladushka, comentó que cuando era joven había trabajado en un taller semiclandestino, eran los tiempos de la URSS,  de adornos navideños, por lo que sabía elaborar adornos y velas navideñas.

-Iryna, además de felicitarte por lo bien que hablas ya en español; has usado el verbo elaborar en vez de hacer; me acabas de dar una idea para ayudar a nuestros vecinos de Fuentes de la Sierra, y rendir homenaje a nuestros paisanos que permanecen en Ucrania. Mirad, ésta es mi idea.- Según escuchaban a Oksana, los rostros de los refugiados reflejaban tanto la ilusión por ayudar a sus vecinos, como la añoranza por su país y sus seres queridos.

La mañana del 25 de diciembre de 2022, el teniente Vitalii Dziabko y el sargento Oleksandr Zdrenyk no pudieron evitar emocionarse mientras contemplaban el vídeo emitido por varias cadenas de televisión internacionales de un grupo de refugiados que había elaborado un Belén iluminado con velas tradicionales ucranianas para celebrar la Navidad con sus vecinos de un pueblo del interior de España llamado Fuentes de la Sierra.



UNA VISITA INESPERADA (Inspirado en Tolkien y en Andersen)

Este cuento fue publicado originariamente en Estel. Revista Oficial de la Sociedad Tolkien Española , nº 98, Invierno de 2002, pp. 60-61.  J...