sábado, 18 de septiembre de 2021

LA DECISIÓN

El relato que aparece en esta entrada es una versión corregida y aumentada de un cuento, que presenté a un concurso organizado por la revista literaria Zenda sobre cuentos de Navidad. El enfoque que le dí no era realmente navideño, pero quería dedicarlo a la figura de la Sagrada Familia de la que tenemos menos información: San José, el discreto, valiente, fiable y esposo de Nuestra Señora, y justo, devoto y fiel creyente en Dios. 


José no pronuncia una sola palabra en todo el evangelio, pero estoy seguro de que participó activa y amorosamente en la educación de Jesús. Sin duda lo amó y cuidó como si hubiera sido su hijo biológico, por usar el término actual. Sin olvidar que, antes de que le fuera revelado el origen del estado de  María, José decidió no cumplir rigurosamente la ley de su pueblo, para proteger la vida de su esposa y la del bebé que esperaba María. 


Me parece muy posible que Jesús, como intentamos hacer todos con las enseñanzas de nuestros respectivos padres, utilizara las enseñanzas de su padre adoptivo durante el anuncio de la Buena Nueva de su Padre. De hecho, la genealogía de José es fundamental para que Jesús naciera en Belén; la ciudad de David, aunque no encuentre alojamiento en la misma, a pesar de que María está a punto de dar a luz. 


Durante los meses del confinamiento de 2020, del ERTE, y la enfermedad a la que se enfrentó mi esposa durante el verano del año pasado, el ejemplo de San José, junto al de mi propio padre, me sirvió como modelo para afrontar esas situaciones con discreción, valor y amor. En el pasado Adviento, gracias a la invitación de mi hermano congregante y amigo Pedro Martín y a la iniciativa de nuestro hermano cofrade y amigo Tomás González, tuve la enorme fortuna de poder compartir lo que me ayudaron dichos modelos en la Oración Cofrade de la Coordinadora Diocesana de Cofradías de Salamanca. 


Por todo ello quiero aprovechar mi 50 cumpleaños para intentar este pequeño homenaje y agradecimiento a San José, en el año que le está dedicando la Iglesia con motivo del 150º aniversario de que fuera declarado patrón de la Iglesia, como grandísimo ejemplo que es para todos los que compartimos las imperfecciones propias del ser humano. 




La decisión


“Si abandonas esta casa y te vas a trabajar para ellos, yo dejaré de tener un hijo y tú dejarás de tener un padre.” 


Después de llevarse las manos a la barba, Jacob se dio la vuelta confirmando el fin del parentesco con su hijo menor. Su esposa e hijas guardaban silencio, no les estaba permitido intervenir. Tan sólo, Cleofás, cuya posición de primogénito le permitía mirar a su padre, expresó sutilmente su disgusto, porque no podía contradecir la palabra del anciano. Su hermano pequeño era su debilidad y le dolió la tajante sentencia: a José no se le permitiría volver nunca más al hogar de sus antepasados. 


José, en cambio, no alteró la expresión de su rostro. Estaba decidido, la ciudad de Belén no le ofrecía ningún futuro y debía marcharse. Él no estaba obligado a soportar el mismo yugo  que pesaba sobre su hermano por ser el primogénito de un descendiente de David; rechazar cualquier trato con los impuros gentiles, aunque de ello dependiera la subsistencia propia o la de su familia .


Había oído que en Galilea los idumeos y los romanos estaban levantando una ciudad lejos de la levantisca Jerusalén y que había trabajo abundante para jóvenes fuertes, y hábiles constructores. Además, como se decía en Judea: "nada bueno puede salir de Galilea", así que era fácil imaginar que los contratistas preferirían a un trabajador de cualquier origen, antes que a un galileo. 


Llevándose tan solo una túnica y un manto, se ciñó y, sin poder mirar atrás, cruzó la puerta del hogar paterno. Caminó todo lo rápido que pudo, para abandonar Belén lo antes posible.


No era la primera vez que salía de su ciudad natal, había visitado Jerusalén en las fiestas señaladas por su Fe, pero jamás había realizado un viaje tan largo en solitario y tan lleno de incertidumbres; para llegar a Galilea debía atravesar Samaría y en ambas regiones sería considerado extranjero. Es más, para sus nuevos vecinos, iba a ser un extranjero proveniente de la orgullosa Judea, lo cual no era una perspectiva en absoluto halagüeña. 


Sin embargo, en ese preciso instante, una voz que parecía llegar desde todas partes le habló directamente a lo más profundo de su ser. No pudo entender bien el mensaje, pero esa voz aprobaba su marcha a Galilea y le animaba a seguir adelante. Desde ese momento, su decisión había entrado en los planes de Dios. 



1 comentario:

  1. Que bueno Juanma. El destino entendido como voluntad del Creador entretejido con la libre voluntad del Hombre.

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